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Facultad de Ciencias Económicas M.T. de Alvear 1851- (1925). Actualmente funciona allí el Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini Repro A. G.N
El 19 de febrero de 1890, el Poder Ejecutivo Nacional, mediante decreto del Dr. Carlos Pellegrini en su carácter de Vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo, y refrendado por el Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Dr. Filemón Posse, creó la “Escuela de Comercio de la Capital de la República”, que comenzó a funcionar en un edificio de la calle Alsina N° 1552.
En su primer plan de estudios se destacaban campos del conocimiento vinculados a las matemáticas y al cálculo mercantil, a la teneduría de libros y a los idiomas extranjeros, necesarios para el creciente comercio internacional que se expandía. En 1892 el Ministro Balestra introdujo la primera reforma del plan de estudios que estableció su duración en 5 años, al final de los cuales se otorgaban los diplomas de Contador Público, Traductor Público de las lenguas francesas e inglesas, Calígrafo Público o Perito Mercantil.
Fue por iniciativa del diputado Juan Balestra que la Escuela pasó a denominarse, a partir de 1908, “Carlos Pellegrini”, en recuerdo del destacado hombre público. Sobre la base de esta Escuela y por decreto de fecha 2 de Marzo de 1910 del Dr. Jose Figueroa Alcorta, refrendado por su Ministro de Instrucción Pública Dr. Rómulo S. Naón, se creó el Instituto de Altos Estudios Comerciales, el que después de algunas vicisitudes de supresión y restablecimiento, se convirtió el 9 de Octubre de 1913 en la actual Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
A lo largo de casi dos siglos, la UBA definió un mundo de conocimiento y cultura, configurando un multifacético rol de protagonista y referente de la vida académica, científica y social de la Argentina. Uno de nuestros principales orgullos es mostrar que en nuestras aulas se formaron los Premios Nobel de nuestro país; pero también nos orgullecemos de reconocernos como la cuna de muchos graduados e investigadores que han aportado a la sociedad y han llenado con su profesionalidad, conocimiento y conducta distintos ámbitos nacionales e internacionales.
Nuestra institución, pujante y prestigiosa, crece como resultado del compromiso cotidiano de sus docentes, trabajadores, investigadores y alumnos. La UBA es para nosotros nuestra casa, que abre las puertas al conjunto de la sociedad, en un ambiente de libertad y pluralidad. Tal como reza en nuestro máximo emblema, el sello mayor de la Universidad de Buenos Aires, “Argentina virtus robur et studium”: la virtud de la Argentina está en el trabajo y en el estudio. El esfuerzo y el conocimiento al servicio del país. Ese legado que se sostiene y actualiza en valores trascendentes como libertad, participación, ciencia y compromiso, y que nosotros no dejamos añejarse en el baúl de los grandes recuerdos ni nos desentendemos de su esencia. Nuestra convicción es ponerlos en práctica y aplicarlos en cada decisión y en cada acción que emprendemos.
La autonomía es la piedra fundamental de todo desarrollo universitario que, junto a convicciones como el acceso irrestricto y la gratuidad, constituyen los valores fundamentales sobre los que se erige la universidad pública en la Argentina. Y en la UBA estamos especialmente convencidos de que son –junto con las políticas de bienestar estudiantil– herramientas claves para contribuir con la cohesión social y el acceso a la educación superior de todos los sectores sociales.
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